domingo, 29 de julio de 2012

Capítulo nueve: Este es nuestro momento...




Capítulo nueve: Este es nuestro momento…

Dos años después…
Narra TN(______):
Harry coge mi mochila y me la coloca a la espalda con suavidad.
-¿Lo tienes todo?- me pregunta retirándome el pelo del cuello.
Me giro para mirarle y asiento con la cabeza, acto seguido me da un beso en la frente y un fuerte abrazo.
-Pásalo bien.- concluye.
Le doy otro abrazo y me acerco a Jane, le doy un beso en la mejilla y salgo de la casa. Liam me está esperando fuera, con su coche nuevo. Por fin ha arreglado las cosas con su madre y su padrastro.
-Felices dieciocho.- le susurro al oído cuando entro al vehículo.
Él sonríe, pero no dice nada. Sé lo que piensa, yo también lo pienso. Este es nuestro último fin de semana juntos antes de que él se vaya a estudiar a la capital y vamos a aprovecharlo. Nos dirigimos a una casita rural que ha alquilado en la montaña.
-¿Quieres que ponga música?- me pregunta cuando comienza a anochecer.
-Vale. ¿El disco de Ed Sheeran?
-Voy.
Ambos nos estamos comportando de manera fría. No soporto saber que dentro de unos días se irá a pesar de que lo hemos hablado cientos de veces. Él asegura que puede hacer lo mismo que mi hermano, buscar trabajo y estudiar a distancia desde casa, sin embargo, sé que si hace eso, acabará odiándome. Hemos decidido terminar con nuestra relación al tiempo que termine este fin de semana, y no nos volveremos a ver hasta que él termine su carrera, y, si después de eso nos seguimos queriendo y no hemos encontrado a nadie, volveremos a estar juntos, algo que desde mi punto de vista, es poco probable.
-Hemos llegado.- me informa cuando ya la noche es cerrada.
Bajamos en silencio del coche y entramos con las maletas a la casa, que es de madera, y por lo tanto hace frío. Me abrazo a mi misma mientras enciende la luz.
-¿Tienes frío?- pregunta ante una respuesta demasiado evidente.
Me castañean los dientes y me abraza para después quitarse su chaqueta y ponérmela a mí.
-¿Te apetece que vayamos a la cocina a cenar algo?- esta vez suena más suave y cálido.
Me siento a salvo con esta parte de Liam, debido a ello, comienzo a dejarme llevar. Encendemos la chimenea y tomamos algo ligero, ninguno de los dos tiene apetito.  Intentamos ver una película en la televisión, pero, desgraciadamente, la tormenta que ha estallado fuera impide que la señal llegue a este punto tan remoto de la carretera. De repente, vemos un chispazo y se va la poca luz que teníamos, yo corro al sofá, muerta de miedo, y dejo que sus brazos me protejan.
-No tengas miedo, pequeña.- me dice.
Noto el significado secundario de sus palabras porque se me eriza la piel. Después de dos años de interrupciones, este es nuestro momento. Va a suceder y va a ser ahora. Un relámpago ayuda a que me pegue a él más de lo que nunca había llegado a imaginar. Ahí estamos los dos, acurrucados en el sofá, escuchando una tormenta de verano. Me levanta el mentón con una caricia y me besa en los labios, una, dos y hasta cuatro veces seguidas. Y con la quinta, los dos decidimos que ha llegado el momento. Se pone en pie conmigo en brazos y enrollo mis piernas a su cintura. Camina descalzo hacia la escalera y la subimos a tientas. Yo con los ojos cerrados y él intentando averiguar mis pensamientos; más de una vez corremos el riesgo de caer rodando al suelo. Me deshago de su chaqueta y enredo los dedos en su cabello rizado. Son diez los minutos de tensión que tardamos en llegar a la segunda planta y en encontrar el dormitorio principal. Me deja sobre la cama y yo suelto un gemido en parte fingido, no quiero ser mala, pero las ganas de ver su reacción ante ello me superan. Le observo con disimulo y sonrío para mis adentros; le excita lo que he hecho al caer a la cama y se quita la camiseta. Dudo un segundo en quitarme yo la mía, pero prefiero que lo haga él con sus manos suaves como la seda. Se tumba encima de mí, cuidando de no apoyarme su peso, y comienza a torturarme.  Ha debido de notar que el gemido que he soltado antes ha sido falso y ahora mantiene sus labios a escasa distancia de los míos, noto su aliento en ellos. Me esta tentando a que le bese, pero no lo daré esa satisfacción. Me controlo como puedo y espero algo menos de tres minutos a que él lo haga. Se la devuelvo mordiéndole ligeramente el labio inferior para profundizar el beso, aunque teóricamente, no es justo, porque he empezado yo y deberíamos de estar ya en paz. Él sonríe y empieza el juego. Se baja de la cama y me quita los zapatos para después volver a subir y acariciarme el pelo mientras piensa que hacer para continuar con la tortura. Tal vez no haya sido buena idea aguardar a que él se deshaga de mi ropa, y, como si me hubiera leído el pensamiento, coloca sus manos a la altura de mi ombligo por debajo de mi camiseta. El contacto de su piel cálida con la mía que todavía sigue helada es extraño, tanto, que esta vez suelto un gemido real. Suspiro cuando por fin me quita la camiseta sin separar sus manos de mí. Me coge por las caderas y se sienta apoyando la espalda en la pared, por lo tanto, yo quedo sentada sobre él y con la espalda apoyada en sus piernas. Me quita la goma del pelo y deja que este caiga en cascada por sus rodillas, acto seguido, lanza el coletero a sabiendas de que le estoy observando. Sonrío y llevo mis labios a su cuello, haciéndole cerrar los ojos, provocándole, excitándole más aún, haciéndole jadear. Sigue acariciándome la espalda y el abdomen, yo ejerzo algo de presión bajo el lóbulo de su oreja derecha y él se atreve a subir sus manos. A través de las caricias y los besos que reparte por mis hombros, nos libramos de mi sujetador. Y continúan los jadeos, las caricias y los besos por parte de ambos, salvo que ahora añadimos suaves mordisquitos. Mañana los dos tendremos más de un moratón de cintura para arriba. Quiero que se tumbe y solo se me ocurre una manera para conseguirlo. Empiezo a moverme entre el poco espacio con el que me atrapan sus piernas y su torso. Lo logro. Un suspiro ocultando un gemido sale de su garganta, la cual está ronca. Beso todos los rincones entre su pecho y su vientre, y cuando le hago saber que mi intención es desabrocharle el cinturón y luego quitarle los pantalones, vuelvo a subir y a besar su cuello. Me detengo especialmente en su lunar.
-Siempre lo quise besar.- le digo, él sonríe y me de un beso en la frente.
Estoy nerviosa, muy nerviosa, pero intento que no se me note demasiado. No estoy segura de que vaya a gustarte que me deshaga de su pantalón, no lo he hecho nunca y él tiene mucha más experiencia.
-¡Lo siento!- me apresuró a disculparme al ver que retuerce las sábanas con las manos mientras me deshago de sus pantalones.
-Tranquila, pequeña, esta todo bien… Es perfecto…- susurra incorporándose.
Uno mis labios con los suyos y él se encarga de profundizar el beso a su manera a la vez que me va colocando debajo de él.
-¿Sabes que te quiero más que a nadie en este mundo?- me pregunta tras dejar caer mis braguitas al suelo.
Asiento con la cabeza y formo un corazón con las manos. Estoy demasiado ocupada por seguir respirando que no me veo capaz de contestar con palabras, de todos modos, él sabe lo que significa, que yo también le amo. Me da un corto beso en la frente y… hacemos el amor…

***

A la mañana siguiente, despierto con una gran sonrisa cubierta con la funda nórdica. Casi enseguida comienzo a llorar en silencio para no despertar a Liam. Le observo dormir. Es guapísimo. El cabello castaño le cubre los párpados y tiene los labios unidos, como si esperara a que me despertara para darme un beso. Entonces sé que tengo que irme. Me levanto de la cama evitando hacer el menor ruido y me visto con la misma ropa que llevaba ayer. Cada prenda me trae un recuerdo. Cuando estoy en la escalera, justo en el peldaño en cual anoche me quité su chaqueta, llamo a Harry y le pido que vaya a por mí a la gasolinera más cercana. No le doy ninguna explicación, solo le digo que no puedo seguir aquí, que tengo que irme. Y mi hermano hace un gran esfuerzo por guardarse todas las preguntas que quiere hacerme hasta que nos veamos cara a cara. Me pongo su chaqueta. Quiero tener algo suyo, y doy gracias porque la prenda esté impregnada con su olor. Cojo mis maletas y salgo de la casa. Dibujo un corazón justo en  el suelo mojado de la entrada de esta. Él sabe lo que significa y que no me voy por placer. Me trago las lágrimas y corro al lugar donde ya Harry debe de estar esperándome. 

miércoles, 25 de julio de 2012

Capítulo ocho: Tan solo cierra los ojos...


Capítulo ocho: “Tan solo cierra los ojos.”

Narra Liam:
-¡Buenos días!- exclamo entrando en el dormitorio de Harry con una bandeja con nuestro desayuno.
-Lo mismo digo, cariño.- se burla frotándose los ojos con la intención de quitarse las legañas.- Tn(_____), despierta.- añade zarandeando a su hermana que aún duerme a su lado.
-Un ratito más…- pide cubriéndose la cara con las sábanas.
-El café se enfría.- informo.

Café. La bebida favorita de los Styles. Mi novia se incorpora despacio y coge una taza, Harry y yo la imitamos.

-Está rico.- dice tn(_____) tras dar un sorbo.

Terminamos de desayunar y tn(____) entra al cuarto de aseo para darse una ducha y vestirse mientras que Harry y yo bajamos a la planta baja a fregar los platos.

-¿Volverás a ver a Jane?- pregunto a mi amigo.
-Tal vez…- contesta cabizbajo.
-¿Tienes su número?
-¿De que serviría llamarla?
-Es una buena forma de pedirle una cita.
 -No la aceptaría.
 -¿Cómo lo sabes si ni siquiera lo has intentado?
-Intuición.
-Yo intuía que tn(_____) quería a Tomlinson, y sin embargo, estaba equivocado.
-Espera… ¿Qué? ¿Mi hermana y Louis Tomlinson? ¿De qué hablas?

OH… no… ¿Qué acabo de hacer?

-De nada…- digo saliendo de la cocina.
-Liam, cuéntamelo.- pide agarrándome de la muñeca.
-Tuvieron algo. Se besaron y se dijeron que se querían. Solo eso.
-Pero… ¿Por qué tn(_____) no me lo contó a mi?
-No quiere que nadie lo sepa. Incluso a mi me suplicó que no lo contara.
-Entiendo.- afirma Harry. 
-Pero no estábamos hablando de Louis y tn(____). Hablábamos de Jane y de ti. 

-Es que no sé que hacer.- dice sentándose en la encimera.

-Ten.- digo dándole el teléfono móvil.- Llámala y pídele una cita.

-No aceptará, Liam…- repite.

-Si no lo intentas, nunca lo sabrás.- concluyo saliendo de la cocina.


Narra Jane:

Estoy tumbada en mi cama. No quiero hacer nada. Mi mundo vuelve a tambalearse. Harry. Harry. Harry. Solo pienso en él, en sus ojos, en sus labios, en el día en el que nos conocimos, en el que me dio mi primer beso, en el que tuvimos nuestra primera vez… De repente comienza a sonar una canción que llevaba mucho tiempo sin escuchar. Miro la pantalla de mi teléfono aunque no me hace falta, sé que es Harry, es nuestra canción.

-Hola.- saludo casi en un susurro.

-Hola, Jane… ¿Cómo estás?

-Bien… ¿y tú?

-Bien… Bueno, no. Regular…- se detiene.- Jane…

-¿Si?- pregunto con rapidez, mi corazón late con tanta fuerza que en cualquier momento se me va a salir del pecho.

-Me preguntaba si… querrías venir… a comer… conmigo.- su tono de voz disminuye a medida que habla.- Me gustaría que… habláramos y… eso.

-Eh… Está bien.- espeto sin darme cuenta.- ¿Dónde y cuándo?- escucho su sonrisa.

-Podría pasar a recogerte a tu casa dentro de una hora.- sugiere.

-Vale. Nos vemos entonces.

-Si… Hasta dentro de un rato.- cuelga.

-Tranquilízate, Jane, no es una cita.- me digo a mi misma en voz alta.

-Es una cita.- me dice Blake entrando a mi habitación.

-Blake, ¿qué haces aquí? ¿Estabas escuchando a escondidas?- le fulmino con la mirada.

-He venido a ver a mi mejor amiga, y, sí.

-Te odio…- murmuré.

-Mentirosa.- me dice abrazándome, yo me aparto, está cubierto de sudor.

-Eres asqueroso, hueles fatal…

-Vengo de entrenar, quejica, y por cierto, no es que tú estés muy presentable.

-Pero, ¿qué estás diciendo?

-Ven.- me coge de la mano y me mete en el baño, enciende la luz y veo mi reflejo en el espejo, tiene razón, estoy horrible.- Si quieres espantar a Harry, así vas por buen camino.

-Ayúdame, por favor.-le pido hasta los topes de ansiedad.

-Tranquila, Janee*, solo tienes que ducharte y arreglarte un poco el pelo. Yo te dejaré la ropa preparada en tu habitación. ¿Vale?

-¡Vale! Si, gracias, te quiero.- le abrazo antes de que salga del cuarto de aseo.


Narra Blake:

Entro en el dormitorio de mi amiga y empiezo a abrir y cerrar cajones. A pesar de que ella lo niegue, es una cita. Doy con el lugar en el que guarda la ropa interior y me aparto de golpe, Jane me mataría si yo mirara ahí. Busco en el armario durante unos minutos y encuentro las prendas perfectas: unos pantalones vaqueros que deben de llegarle hasta la rodilla, una camiseta azul de la marca Vans y unas zapatillas de bota del mismo color. Nada más dejárselo sobre la cama, su móvil suena y no me privo de cogerlo.

-¿Harry?- pregunto inconscientemente.

-¿Jane?- pregunta un chico al otro lado de la línea.

-¿Quién eres tú?- preguntamos los dos a la vez.

-Soy Liam, un amigo de Harry.

-Yo Blake, el mejor amigo de Jane. ¿Qué quieres?– él toma aire.

-Harry te tiene miedo.- dice al fin.

-¿Eh?- no puedo contener la sorpresa.

-Verás, ahora no quiere quedar con Jane porque cree que tú estás con ella.

-¿Quéeee?

-Eso.

-Dile que si no viene, le mato. Jane está muy ilusionada con la cita de hoy. Y dile también que ella y yo solo somos amigos. Jane lo pasó muy mal cuando tu amigo la dejó, incluso se tatuó la muñeca con una frase, “corazón a prueba de balas”. Ha ido de rompecorazones todo este tiempo y ya es hora de que acabe, ella no es así. Dile a Harry que se esfuerce por hacerla feliz esta vez, que nos demuestre que lo va a hacer bien. La quiero demasiado como para verla sufrir de nuevo por que el capullo de tu amigo la ha hecho daño. Ella le sigue queriendo.

-Y tú, ¿la quieres?

-¡Claro que la quiero! Estoy loco por ella, pero, ella quiere a Harry y no la haré sufrir por esto.

-Está bien, gracias Blake.

Dejo el teléfono de Jane donde lo encontré y coloco mi gorra de la suerte, la favorita de Jane, al lado de él. Salgo de la habitación en silencio y la oigo cantar mientras se ducha en el baño, es feliz y por lo tanto, yo también.

Narra tn(_____):

-¡Cuida de mi hermana, Liam!- grita Harry saliendo de la casa.

-¿Qué le pasa?- pregunto bajando la escalera.

-Tiene una cita con Jane.- contesta Liam.

-¿Crees que saldrá bien?

-Creo que no puede salir mal.- me abraza.- ¿Qué te apetece hacer?

-No sé…- digo enredando mis manos en su cabello.- ¿Hacemos la comida?

-Aún es pronto…- dice acercando su boca a la mía.- Pero podemos preparar el postre.

-¿Tarta de chocolate?

-Por supuesto…- susurra pegando sus labios a los míos.


Acto seguido nos separamos y vamos a comprar los ingredientes necesarios para hacer la tarta de chocolate. Y, varias horas más tarde, estamos comiendo tarta en el suelo de la cocina, que está patas arriba.


Narra Harry:

Estoy nervioso. Hemos llegado al parque y Jane se balancea en un columpio mientras yo la observo. Esta preciosa. Es preciosa. Suspiro profundamente y me acerco a ella.


-¿Quieres que vayamos ya a comer?- le preguntó después de parar el columpio con las manos.

-¡Vale!- asiente y se pone en pie.


La guio hacia el interior del parque y noto como me mira entre asustada y nerviosa.


-Por aquí no se va al centro…- comenta.
-¿Cuál es el problema?
-Creía que íbamos a comer.


Guardo silencio hasta que llegamos a un claro en el cual encontramos un mantel en el suelo y una cesta.

-Yo no mencioné nada de restaurantes.
-Oh… Harry…- suspira sonriente.
-Quería hacer algo especial y se me ha ocurrido esto.- aclaro.- ¿Te gusta?
-¡Sí! ¡Es perfecto!
-Me alegro.- nos sentamos y empezamos a sacar la comida de la cesta.- Jane… No quiero estropear el momento pero tengo que decirte algo. Sé que te he hecho muchísimo daño y que posiblemente estés harta de mi, pero quiero arreglarlo… Me gustas mucho y… si me das una segunda oportunidad, te prometo que no la estropearé.
-Harry…- murmura seria.

Lo doy todo por perdido, es oficial, Jane no volverá conmigo. Me tapo la cara y me dejo caer, quiero que me trague la tierra. Ella se tumba a mi lado y me aparta las manos del rostro, y sin tiempo para reaccionar, junta sus labios con los míos. Siento un cosquilleo en el estómago y mi lengua me pide a gritos unirse con la suya, y yo, le doy permiso. Y sin dejar de besarla, quedo sobre ella con sumo cuidado de no hacerle daño y le acaricio el pelo.

-Te quiero.- susurra sin separarse demasiado.
-Te amo.- contesto repartiendo pequeños besos por su cuello.

Sus manos se deslizan desde mi nuca hasta mi torso y se deshace de mi camiseta con dulzura. Estoy tan desconcertado que no sé qué hacer, al final decido imitarla quitándole la camiseta y seguir besándola. Mis besos bajan, junto a mis caricias, a sus pechos, y continúan bajando hasta su abdomen, y luego hasta su vientre.

-Nos multarán por estar en la vía pública…- jadea mientras le quito el pantalón y las zapatillas.
-Correremos el riesgo.- digo casi sin aire.

Hago un gran esfuerzo y me separo unos centímetros de ella para alcanzar un preservativo que hay en la cestita de mimbre que horas antes Liam ha colocado ahí.

-Ahora me toca a mí.- susurra a mi oído antes de tumbarme y sentarse encima de mi vientre. 

Continúa besándome y cierro los ojos. Sus besos se me hacen interminables y, de pronto, gimo con fuerza. Me incorporo ligeramente, ahora los dos estamos en ropa interior. Volvemos a unir nuestros labios, mientras tanto, ella aprovecha para quitarme el preservativo de las manos y yo le desabrocho el sujetador, lo cual me resulta sutilmente complicado. De nuevo, Jane consigue que me tumbe y  mi bóxer desaparece, dando lugar a unas caricias donde nadie nunca antes había puesto las manos. Oigo la rasgadura de un plástico y gimo otra vez cuando mi miembro hace contacto con el material resbaladizo del condón. Tomo a Jane por las caderas y la dejo debajo de mí. Vuelvo a besarla y mis dedos se deslizan bajo sus braguitas. Ambos jadeamos. Suspira algo en francés y yo le retiro la poca ropa que le queda. Je t’aime, dice de nuevo cuando entro dentro de ella. Yo digo lo único que sé decir en francés, algo que suena a Je t’adore…  

*Pronunciado [Yeini:]
¡Pregunta!: Una amiga me ha ayudado a escribir la narración de Harry de la cita con Jane, y queremos saber si os gusta así o lo queréis menos explícito. Por favor, contestar en un comentario. Gracias por leer. ¡Muchos besos!